Ultimos rayos de sol [Tanya]

El ultimo rayo de sol recorrió mi cuerpo, haciendolo brillar como un diamante en bruto. El bosque se oscurecía a medida que el tiempo pasaba. La caza de la última había sido provechosa, aunque nunca saciaba del todo, pero uno se acababa conformando con lo que tenía. Me apoyé en un arbol, y me abroché la chaqueta que el oso había resquebrajado, aunque no la había roto.

Tanya, una vez más, se internó en el bosque de Forks, avanzando sin cuidar nada a su paso. Sin pensarlo, rompía alguna que otra rama gruesa sobre la que saltaba, por el enfado y el ímpetu que había en cada una de sus pisadas. De nuevo iba sin un destino fijo, simplemente recorría los árboles para despejarse, para no pensar en su pesadilla particular, de la que creía que había conseguido escapar... Pero que finalmente volvió para atormentarla.

Sentía como le ardía la garganta, un ardor que no cesaba nunca, simplemente disminuía o aumentaba según el tiempo que llevase sin alimentarse. Eso no hacía más que ponerla más rabiosa, de más mal humor, aunque trataba de calmarse.

De golpe, se percató de un olor que debería haber detectado mucho antes, pero que la ofuscación la había distraído demasiado. El olor no era humano, tampoco olía como el lobo que conoció días atrás. Era otro alguien de su misma especie.

La confirmación llegó segundos después, cuando se encontró de frente con un chico de rasgos similares a los suyos. Era Edward. No pudo evitar sonreir y se acerco a el.

-Hola Edward-saludo con una gran sonrisa dibujada en sus labios.

Noté a Tanya detrás mia. Me dí la vuelta, y sonreí levemente. No tenía claro si me agradaba la idea de tener a Tanya aquí. -Hola Tanya -dije, intentando aumentar un poco la sonrisa, aunque al final se quedó como estaba. Cuando me detuve a leer su mente, parecía una tombola, estaba totalmente turbia, como si la hubiera azotado una pesadilla. "Qué extraño" pensé, para mis adebtros